-¡Dios mío!- pensé sin abrir los ojos- ¡Que dolor de cabeza!- me llevé la mano a ésta misma y me incorporé. Poco a poco abrí los ojos y pude reconocer esas paredes blancas, esa cómoda de madera clara, el escritorio con el portátil… ¡Estaba en mi habitación!- ¿¡Qué!?- me puse en pie y corrí al espejo enterizo que tengo en el armario. Llevaba mis vaqueros, mi jersey de cuello vuelto y los calcetines que usé para calzarme las botas. ¿Estaba en casa? Miré el reloj. Marcaba las 8. Medio aturdida bajé las escaleras para comprobar que estaba de verdad en mi casa. En la salita papá veía la tele, Phoebe estaba tirada en el sofá escuchando música y mamá, sentada junto a papá leía una revista. Papá se percató de mi presencia y se giró.
-¡Hombre! ¡La bella durmiente ha despertado!- se puso en pie y vino hacia mí-¿has descansado?
-Creo que aún sigo dormida…-medio sonreí- ¿qué ha pasado?
-Pues nos llamaron del colegio diciendo que habías tenido un pequeño accidente en el patio.- Phoebe se incorporó para mirarme desde el sofá y mamá se giró sobre sí misma.
-Martha y Karen te acompañaron aquí por que te encontrabas mal, ¿no te acuerdas hija?- me quedé callada y asentí al rato. Todo eso lo recordaba pero entonces… ¿nada había sido real? ¿Todo había sido un sueño?
-Me vuelvo a la cama…-me dirigí a la escalera- sigo sin encontrarme del todo bien.
-Mañana sería recomendable que no fueras a clase- sugirió mamá- descansa y ya reanudas la marcha pasado mañana.-asentí a su sugerencia, no me apetecía pensar en nada y tenía una jaqueca horrible como para hacerlo.
-Por cierto- añadió Phoebe colocándose los cascos de nuevo- aprovecha y límpiate el cuello, tienes como una herida en él.- Me quedé helada, toda la flojera que tenía desapareció y salí volando a el cuarto de baño. Subí los escalones de dos en dos y entré rápidamente para examinarme en el espejo. Para mi desilusión, encontré un pequeño arañazo en vez de los dos orificios que hubiera deseado. Me dirigí a mi habitación me senté en el borde de la cama. Creía que iba a empezar a llorar. Resulta que mi aventura y el amor de mi vida ¿habían sido un sueño? ¿Sólo producto de mi imaginación? Puse la cara entre mis manos y me quedé en silencio durante un rato, hasta que tocaron mi puerta.
-¿Quién es?- dije con voz pesarosa
-Te llaman por teléfono- respondió Phoebe
-¿quién?- respondí desagradable- no estoy para nadie
-Es un chico de tu clase…dice que se llama…- hubo un silencio- ¿cómo dices que te llamas? Dice que se llama Jonathan- en ese momento abrí los ojos de tal manera que pareciera que se me iban a salir. Di un salto de la cama y abrí la puerta, Phoebe sostenía el teléfono inalámbrico.
-¿Lo vas a atender?-dijo bajito
-Sí- se lo arrebaté de las manos- gracias- y con una sonrisa le cerré la puerta en las narices a mi hermana-¿Diga?
-Hola Danielle- era la voz aterciopelada de siempre- ¿estás mejor?
-Me duele la cabeza- respondí- ¿eres tú de verdad? ¿No eres un sueño?- medio sollocé
-Soy yo querida-respondió- te debo muchas explicaciones.
-¿Qué ha pasado Jonathan? ¿Y tu padre?
-Está muerto Danielle, le degollé cuando te atacó.
-¿Y mi herida?
-Has pasado mucho tiempo dormida, Susan se ha encargado de curarte. Sólo tendrás una pequeña cicatriz- abrí el cuello de la camiseta y pude comprobar que así era El dolor de cabeza sólo es producto de sus remedios medicinales
-¿Susan?- repetí y entonces me preocupé. ¿Les habría sucedido algo?- ¿Qué ha pasado con ellas? ¿Se encuentran bien?
-Tranquila. Están perfectamente. Me ayudaron a atenderte. Tuviste que ser atendida fuera del palacio. Megan y Susan te atendían, mientras Erika y yo montábamos la guardia. Cuando te recuperaste les di la libertad. Mega ha vuelto a su pueblo con su prometido, Susan y Erika van a formar su propio clan de amazonas. Todo el mundo está bien.
-¿Y por qué parece como si no hubiera pasado el tiempo?
-Es mi habilidad Danielle- me explicó- no puedo explicarte con detalles ahora, pero mientras yo hablo con tigo esta historia está transcurriendo una y otra vez en un tiempo paralelo.
-Quieres decir que… mi otro yo ahora mismo estará siendo atacada por el vagabundo.
-Exactamente- me quedé un rato en silencio analizando toda la información que acababa de recibir. Tenía la cabeza como un bombo y me percaté de que quedaban dos personas por saber el desenlace.
-¿qué pasará con tigo?- se me quebró la voz. Él hizo un silencio y después suspiró.- ¿qué será de mí? ¿De nosotros?
-Te prometo que estaremos juntos pronto- me interrumpió- ahora no podemos, pero no te preocupes, pronto volveré con tigo.
- ¿Soy una amenaza? ¿Soy peligrosa?- le dije-¿te harán daño? ¿Estás tu en peligro?- me atormentaba pensar que él pudiera resultar herido
-La única amenaza para ti se encuentra degollaba en sus aposentos en el año 1476- volvió a suspirar- Danielle, no me queda mucho tiempo, sólo te pido que confíes en mí y que me esperes por favor. Nunca permitiré que te hagan daño.
-Lo sé Jonathan- sonreí
-Tengo que colgar. Te veré pronto amor mío. Te quiero.
-y yo a ti- pero para cuando lo hube dicho ya había colgado.
La vida es algo curiosa. Te ofrece dos caminos. El de vivir la vida como quieres y el vivirla como debo. Me ofreció vivirla como una persona normal, sin preocupaciones y sin riesgos; y me ofreció vivirla enamorándome de un vampiro y viendo peligros que se me vendrán encima. Para bien o para mal la opción que elegí fue la opción del riesgo.
Esa noche miré a la luna por la ventana, pero esa vez la miré diferente, no la miraba como aquella adolescente aburrida; la miraba como la descendiente de una asesina. La vida ha dado un giro de 360º, y ¿sabéis que? Me encanta.
-¡Hombre! ¡La bella durmiente ha despertado!- se puso en pie y vino hacia mí-¿has descansado?
-Creo que aún sigo dormida…-medio sonreí- ¿qué ha pasado?
-Pues nos llamaron del colegio diciendo que habías tenido un pequeño accidente en el patio.- Phoebe se incorporó para mirarme desde el sofá y mamá se giró sobre sí misma.
-Martha y Karen te acompañaron aquí por que te encontrabas mal, ¿no te acuerdas hija?- me quedé callada y asentí al rato. Todo eso lo recordaba pero entonces… ¿nada había sido real? ¿Todo había sido un sueño?
-Me vuelvo a la cama…-me dirigí a la escalera- sigo sin encontrarme del todo bien.
-Mañana sería recomendable que no fueras a clase- sugirió mamá- descansa y ya reanudas la marcha pasado mañana.-asentí a su sugerencia, no me apetecía pensar en nada y tenía una jaqueca horrible como para hacerlo.
-Por cierto- añadió Phoebe colocándose los cascos de nuevo- aprovecha y límpiate el cuello, tienes como una herida en él.- Me quedé helada, toda la flojera que tenía desapareció y salí volando a el cuarto de baño. Subí los escalones de dos en dos y entré rápidamente para examinarme en el espejo. Para mi desilusión, encontré un pequeño arañazo en vez de los dos orificios que hubiera deseado. Me dirigí a mi habitación me senté en el borde de la cama. Creía que iba a empezar a llorar. Resulta que mi aventura y el amor de mi vida ¿habían sido un sueño? ¿Sólo producto de mi imaginación? Puse la cara entre mis manos y me quedé en silencio durante un rato, hasta que tocaron mi puerta.
-¿Quién es?- dije con voz pesarosa
-Te llaman por teléfono- respondió Phoebe
-¿quién?- respondí desagradable- no estoy para nadie
-Es un chico de tu clase…dice que se llama…- hubo un silencio- ¿cómo dices que te llamas? Dice que se llama Jonathan- en ese momento abrí los ojos de tal manera que pareciera que se me iban a salir. Di un salto de la cama y abrí la puerta, Phoebe sostenía el teléfono inalámbrico.
-¿Lo vas a atender?-dijo bajito
-Sí- se lo arrebaté de las manos- gracias- y con una sonrisa le cerré la puerta en las narices a mi hermana-¿Diga?
-Hola Danielle- era la voz aterciopelada de siempre- ¿estás mejor?
-Me duele la cabeza- respondí- ¿eres tú de verdad? ¿No eres un sueño?- medio sollocé
-Soy yo querida-respondió- te debo muchas explicaciones.
-¿Qué ha pasado Jonathan? ¿Y tu padre?
-Está muerto Danielle, le degollé cuando te atacó.
-¿Y mi herida?
-Has pasado mucho tiempo dormida, Susan se ha encargado de curarte. Sólo tendrás una pequeña cicatriz- abrí el cuello de la camiseta y pude comprobar que así era El dolor de cabeza sólo es producto de sus remedios medicinales
-¿Susan?- repetí y entonces me preocupé. ¿Les habría sucedido algo?- ¿Qué ha pasado con ellas? ¿Se encuentran bien?
-Tranquila. Están perfectamente. Me ayudaron a atenderte. Tuviste que ser atendida fuera del palacio. Megan y Susan te atendían, mientras Erika y yo montábamos la guardia. Cuando te recuperaste les di la libertad. Mega ha vuelto a su pueblo con su prometido, Susan y Erika van a formar su propio clan de amazonas. Todo el mundo está bien.
-¿Y por qué parece como si no hubiera pasado el tiempo?
-Es mi habilidad Danielle- me explicó- no puedo explicarte con detalles ahora, pero mientras yo hablo con tigo esta historia está transcurriendo una y otra vez en un tiempo paralelo.
-Quieres decir que… mi otro yo ahora mismo estará siendo atacada por el vagabundo.
-Exactamente- me quedé un rato en silencio analizando toda la información que acababa de recibir. Tenía la cabeza como un bombo y me percaté de que quedaban dos personas por saber el desenlace.
-¿qué pasará con tigo?- se me quebró la voz. Él hizo un silencio y después suspiró.- ¿qué será de mí? ¿De nosotros?
-Te prometo que estaremos juntos pronto- me interrumpió- ahora no podemos, pero no te preocupes, pronto volveré con tigo.
- ¿Soy una amenaza? ¿Soy peligrosa?- le dije-¿te harán daño? ¿Estás tu en peligro?- me atormentaba pensar que él pudiera resultar herido
-La única amenaza para ti se encuentra degollaba en sus aposentos en el año 1476- volvió a suspirar- Danielle, no me queda mucho tiempo, sólo te pido que confíes en mí y que me esperes por favor. Nunca permitiré que te hagan daño.
-Lo sé Jonathan- sonreí
-Tengo que colgar. Te veré pronto amor mío. Te quiero.
-y yo a ti- pero para cuando lo hube dicho ya había colgado.
La vida es algo curiosa. Te ofrece dos caminos. El de vivir la vida como quieres y el vivirla como debo. Me ofreció vivirla como una persona normal, sin preocupaciones y sin riesgos; y me ofreció vivirla enamorándome de un vampiro y viendo peligros que se me vendrán encima. Para bien o para mal la opción que elegí fue la opción del riesgo.
Esa noche miré a la luna por la ventana, pero esa vez la miré diferente, no la miraba como aquella adolescente aburrida; la miraba como la descendiente de una asesina. La vida ha dado un giro de 360º, y ¿sabéis que? Me encanta.