-¿Cómo?- pregunte patidifusa- no lo entiendo… ¿Renunciar al amor?
-Sí- sentenció Erika y Susan la siguió asintiendo con la cabeza- Yo es a la que más compadezco. Es de nosotras tres la que fue retenida contra su voluntad. Jonathan no la conocía; la secuestró su padre.
-Explícate Erika, por favor… ¿cómo que el padre de Jonathan la raptó?
-A ver- cogió aire- Megan es la mayor de todas nosotras- asentí- vivía en una aldea perdida de Gales. Era una campesina que se ganaba la vida con los telares. Se enamoró de un pastor de su tierra, nunca menciona su nombre. Se comprometieron y fue un matrimonio aceptado por todo el mundo.
-Y ¿Qué tiene que ver el padre de Jonathan en todo esto?
-Antes del día de la boda- prosiguió Susan- algo despertó a Megan, eran gritos. Se levantó y vio que su aldea también estaba siendo atacada- Erika cerró el puño con fuerza. Tuvo que haber recordado la masacre de su pueblo- pero esta vez por los vampiros. Trató de defenderse pero fue inútil, un vampiro se abalanzó obre ella. Era Lord Henry, líder de este clan y padre de Jonathan. Pero no pudo matarla, se quedó prendado con su belleza.- entonces lancé una mirada hacia Megan. Se encontraba sentada junto a la ventana de la sala. La luz que daba la ventana reflejaba en sus vidriosos ojos grises. Su pelo caoba largo y peinado en una larga trenza caía con gracia sobre su escote y pecho. Las marcas de cansancio y de largas noches llorando no restaban belleza; ganaban ternura. – pensó que era la candidata perfecta para Jonathan.
-pero ¿Ella no estaba prometida?- interrumpí
-sí, tú misma lo has dicho…estaba- dijo Erika- como te íbamos diciendo, Lord Henry se prendó se su belleza y quiso tenerla en la corte. Como el ya tenía la primera novia, y ya estaba muy mayor como para añadir una más al harén, creyó que estaría bien que fuera para su hijo. Ella por supuesto se negó, pero Lord Henry supo persuadirla muy bien…- hizo un breve silencio- le amenazó con matar a su prometido y al resto de aldeanos supervivientes. La pobre se sentía responsable de las vidas de toda esa gente y de su amado así que accedió a la petición de Lord Henry sin rechistar.- Quedé estupefacta. Un horrible sentimiento recorría todo mi cuerpo encendiéndome. Era rabia. ¿cómo podía haber gente tan despreciable e insensible por el mundo?
-¿Y Jonathan permitió que su padre hiciera semejante locura?- dije en bajo aunque sin reprimir mi furia- es increíble.
-¿Qué va a hacer él? No es el líder- explicó Susan- está bajo orden de su padre, y debe acatar y obedecer a sus deseos. Cuando acceda al puesto, Dios sabe lo que él hará.
-Sólo es un niño caprichoso que no puede contentarse con una mujer si no que necesita 4 para sentirse importante y tener donde elegir- dije de forma déspota- es repugnante.
-No creo que estés siendo justa. Podría habernos matado a todas.- prosiguió Susan- si él hubiera querido Megan estaría muerta, Erika no estaría aquí y a saber lo que estaría haciendo, yo habría muerto en aquel invernadero y tú…- se quedó pensativa- ¿tú por qué estás aquí?
-Eso me gustaría saber a mi…-dije molesta- pero Jonathan y yo vamos a tener más que palabras hoy…
En ese momento se abrieron las puertas y nos anunciaron que teníamos que pasar al gran comedor. Me quedé sentada en mi butaca mientras las otras tres jóvenes obedecían.
-¿No vienes Danielle?-preguntó Erika
-No yo me quedo aquí- respondí tajante- que os aproveche la cena. Susan y Erika se miraron, se encogieron de hombros y salieron por la puerta. Al rato me puse en pie y me fui a mi habitación. No pensaba compartir mi plato con ese asqueroso roba mujeres y destroza vidas. Me senté en la cama un rato, pero me aburrí y me desplacé hasta la ventana. Pude ver que había un hermoso jardín de flores preciosas, seguro que Susan se había encargado de ellas. Y al fondo un inmenso bosque que parecía no tener final.
-Es mi recinto privado de caza, el verdadero bosque está al otro lado del castillo- explicó una voz masculina pero dulce y suave. Era Jonathan que había entrado en mi habitación sin avisar.
-¿qué haces aquí?-dije antipáticamente- No quiero verte
-He visto que no has venido a comer- se puso las manos detrás de la espalda y caminó hacia mí- y quería saber que te pasaba para desobedecerme.
-Lo primero, quieto ahí y ni me toques y lo segundo es, que no quiero compartir mesa con alguien tan repulsivo como tú.
-En algún momento tendrás que comer…
-No sabes cuanto tiempo puedo pasar sin hacerlo…
-Más que yo seguro que no.
-¿Quieres apostar?- dije desafiante
-Tú puedes durar a lo sumo una semana sin comer. – hizo una pausa- después morirías; y yo sin embargo puedo prescindir del alimento por que por si no lo recuerdas…ya estoy muerto- me miró directamente- ¿Quién crees que duraría más tu o yo?
-Sí- sentenció Erika y Susan la siguió asintiendo con la cabeza- Yo es a la que más compadezco. Es de nosotras tres la que fue retenida contra su voluntad. Jonathan no la conocía; la secuestró su padre.
-Explícate Erika, por favor… ¿cómo que el padre de Jonathan la raptó?
-A ver- cogió aire- Megan es la mayor de todas nosotras- asentí- vivía en una aldea perdida de Gales. Era una campesina que se ganaba la vida con los telares. Se enamoró de un pastor de su tierra, nunca menciona su nombre. Se comprometieron y fue un matrimonio aceptado por todo el mundo.
-Y ¿Qué tiene que ver el padre de Jonathan en todo esto?
-Antes del día de la boda- prosiguió Susan- algo despertó a Megan, eran gritos. Se levantó y vio que su aldea también estaba siendo atacada- Erika cerró el puño con fuerza. Tuvo que haber recordado la masacre de su pueblo- pero esta vez por los vampiros. Trató de defenderse pero fue inútil, un vampiro se abalanzó obre ella. Era Lord Henry, líder de este clan y padre de Jonathan. Pero no pudo matarla, se quedó prendado con su belleza.- entonces lancé una mirada hacia Megan. Se encontraba sentada junto a la ventana de la sala. La luz que daba la ventana reflejaba en sus vidriosos ojos grises. Su pelo caoba largo y peinado en una larga trenza caía con gracia sobre su escote y pecho. Las marcas de cansancio y de largas noches llorando no restaban belleza; ganaban ternura. – pensó que era la candidata perfecta para Jonathan.
-pero ¿Ella no estaba prometida?- interrumpí
-sí, tú misma lo has dicho…estaba- dijo Erika- como te íbamos diciendo, Lord Henry se prendó se su belleza y quiso tenerla en la corte. Como el ya tenía la primera novia, y ya estaba muy mayor como para añadir una más al harén, creyó que estaría bien que fuera para su hijo. Ella por supuesto se negó, pero Lord Henry supo persuadirla muy bien…- hizo un breve silencio- le amenazó con matar a su prometido y al resto de aldeanos supervivientes. La pobre se sentía responsable de las vidas de toda esa gente y de su amado así que accedió a la petición de Lord Henry sin rechistar.- Quedé estupefacta. Un horrible sentimiento recorría todo mi cuerpo encendiéndome. Era rabia. ¿cómo podía haber gente tan despreciable e insensible por el mundo?
-¿Y Jonathan permitió que su padre hiciera semejante locura?- dije en bajo aunque sin reprimir mi furia- es increíble.
-¿Qué va a hacer él? No es el líder- explicó Susan- está bajo orden de su padre, y debe acatar y obedecer a sus deseos. Cuando acceda al puesto, Dios sabe lo que él hará.
-Sólo es un niño caprichoso que no puede contentarse con una mujer si no que necesita 4 para sentirse importante y tener donde elegir- dije de forma déspota- es repugnante.
-No creo que estés siendo justa. Podría habernos matado a todas.- prosiguió Susan- si él hubiera querido Megan estaría muerta, Erika no estaría aquí y a saber lo que estaría haciendo, yo habría muerto en aquel invernadero y tú…- se quedó pensativa- ¿tú por qué estás aquí?
-Eso me gustaría saber a mi…-dije molesta- pero Jonathan y yo vamos a tener más que palabras hoy…
En ese momento se abrieron las puertas y nos anunciaron que teníamos que pasar al gran comedor. Me quedé sentada en mi butaca mientras las otras tres jóvenes obedecían.
-¿No vienes Danielle?-preguntó Erika
-No yo me quedo aquí- respondí tajante- que os aproveche la cena. Susan y Erika se miraron, se encogieron de hombros y salieron por la puerta. Al rato me puse en pie y me fui a mi habitación. No pensaba compartir mi plato con ese asqueroso roba mujeres y destroza vidas. Me senté en la cama un rato, pero me aburrí y me desplacé hasta la ventana. Pude ver que había un hermoso jardín de flores preciosas, seguro que Susan se había encargado de ellas. Y al fondo un inmenso bosque que parecía no tener final.
-Es mi recinto privado de caza, el verdadero bosque está al otro lado del castillo- explicó una voz masculina pero dulce y suave. Era Jonathan que había entrado en mi habitación sin avisar.
-¿qué haces aquí?-dije antipáticamente- No quiero verte
-He visto que no has venido a comer- se puso las manos detrás de la espalda y caminó hacia mí- y quería saber que te pasaba para desobedecerme.
-Lo primero, quieto ahí y ni me toques y lo segundo es, que no quiero compartir mesa con alguien tan repulsivo como tú.
-En algún momento tendrás que comer…
-No sabes cuanto tiempo puedo pasar sin hacerlo…
-Más que yo seguro que no.
-¿Quieres apostar?- dije desafiante
-Tú puedes durar a lo sumo una semana sin comer. – hizo una pausa- después morirías; y yo sin embargo puedo prescindir del alimento por que por si no lo recuerdas…ya estoy muerto- me miró directamente- ¿Quién crees que duraría más tu o yo?
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