-Deja de tomarme el pelo y ponte serio de una vez Jonathan- respondí bordemente- me he cansado de escucharte, quiero irme a mi casa- me puse en pie y fui a salir por la puerta.
-Yo creo que no- me dijo tranquilo y la puerta se cerró de golpe. Al intentar abrirla no podía- no puedes irte. No conoces esta época, no conoces la ciudad, estás en mis dominios y fuera hay miles de vampiros que están dispuestos a beber tu sangre con el ocaso. ¿Crees que estarías mucho mejor que aquí?- me detuve en seco. Tenía razón. No sabía como volver y no serviría de nada escaparse sin información. Decidí quedarme en el castillo hasta obtener la suficiente información como para poderme escapar.
-Me quedaré pues- dije calmada, y la puerta se volvió a abrir. Él esbozó una sonrisa- pero no accederé a ser tu novia, nunca- determiné
-No esperaba menos de ti- sonrió- te llevaré a la sala donde están las demás candidatas.
-¿Candidatas?-pregunté a la vez que él se adelantaba- ¿hay más chicas?
-Por supuesto, ¿Qué es una competición sin rivalidad?- Me llevó hasta la sala donde nos habíamos encontrado. Al entrar, las 3 mujeres se pusieron en pie, en señal de respeto.- Chicas, esta muchacha se llama Danielle, y es la última de las posibles candidatas. Espero que la tratéis bien.- traté de esbozar una sonrisa. Me daba vergüenza el tener que presentarme, y aún más si en vez de decirte “hola” te hacen una reverencia. Jonathan me dejó allí y nos anunció que nos vería a la hora de la cena.
Me senté en un butacón que había en la sala y contemplé un hermoso ramo de flores. Eran orquídeas, adornadas con lillium y violetas. Simplemente precioso. En incorporé a olerlas. Su aroma era delicioso.
-¿Te gustan?- dijo una voz dulce e infantil. Alcé la vista y vi que era la chica más joven. Asentí a su pregunta- me alegro, las he plantado yo misma. Soy Susan.
Susan era simplemente preciosa. Tenía la belleza inocente e infantil que se tiene a los 15 años. Tenía el cabello trigueño, recogido en dos coletas adornadas con flores. Pese a su palidez, había un cierto rubor en las mejillas que le daban un toque muy lindo. Sus enormes ojos de color azul sólo rememoraban la inocencia y juventud que su cuerpo albergaba.
-Encantada- alcancé a decir aturdida por su belleza- ¿de donde eres?
-De Bucarest- respondió sonriente- trabajaba en el invernadero de mi familia. Mi pasión son las flores.
-¿Y como has venido a parar aquí?- pregunté intrigada. Me gustaría saber los motivos que llevaban a estas chicas a encontrarse en mi misma situación
- Fácil- sonrió- Jonathan me salvó la vida, así que para compensárselo me he venido con él.- me sorprendió
- Pero tu sabes que Jonathan es…- tragué saliva- me refiero…
-¿Qué es Vampiro?
-Sí
-Claro, yo también lo soy- sonrió y pude ver sus colmillos afilados. Retrocedí un poco- tranquila, no muerdo a humanos, muerdo animales.
-pero… ¿Cómo que te salvó?- le pregunté más que asustada intrigada- ser un vampiro, hasta donde tengo entendido es una condena…
- verás, Jonathan vivió muchos años cerca del invernadero de mi familia. Decía que le maravillaban las extrañas especies que salían de mis manos- se ruborizó- siempre se paseaba por ahí. Un día, fui sola al invernadero, quería cultivar un hermoso ramo para él. Supongo que sería para impresionarle y que me regalase una de sus sonrisas. Así fue como casi muero. Resulta que soy alérgica a las abejas y una entró en el invernadero y me picó en el cuello. Grité y al parecer Jonathan me escuchó. Cuando llegó yo estaba agonizante, y por no dejarme morir me mordió.- la miré sorprendida. Ver la muerte y que el ser al que quieres sea quien te salve condenándote al vagar eterno…se me puso el vello de punta.
- ¿Y tu familia?- pregunté
-Obviamente me repudió. Dijo que no podían tener a una criatura de Satanás en su casa y bla, bla… Jonathan me trajo consigo aquí a Transilvania, y me enseñó a ser una buena vampira.- esbozó otra sonrisa- por eso decidí ser una de las candidatas a su mujer, como agradecimiento a todo lo que ha hecho por mí.
Estaba fascinada con el relato que acababa de oír, disparó los límites de mi curiosidad de manera extrema.
-¿Y las otras chicas también tienen una historia o motivo para estar aquí?- pregunté
-Por supuesto-respondió- mira si quieres te cuento el motivo por el que está aquí la chica de cabello corto.
-¿Cómo se llama?
-Erika- me dijo- y es toda una princesa- la miré, y su cutis moreno y facciones duras me recordaba a todo menos a una princesa
-Con el mayor de mis respetos, no lo parece.- dije y Susan se rió
-Normal, es que ella es la princesa de las amazonas.
-Yo creo que no- me dijo tranquilo y la puerta se cerró de golpe. Al intentar abrirla no podía- no puedes irte. No conoces esta época, no conoces la ciudad, estás en mis dominios y fuera hay miles de vampiros que están dispuestos a beber tu sangre con el ocaso. ¿Crees que estarías mucho mejor que aquí?- me detuve en seco. Tenía razón. No sabía como volver y no serviría de nada escaparse sin información. Decidí quedarme en el castillo hasta obtener la suficiente información como para poderme escapar.
-Me quedaré pues- dije calmada, y la puerta se volvió a abrir. Él esbozó una sonrisa- pero no accederé a ser tu novia, nunca- determiné
-No esperaba menos de ti- sonrió- te llevaré a la sala donde están las demás candidatas.
-¿Candidatas?-pregunté a la vez que él se adelantaba- ¿hay más chicas?
-Por supuesto, ¿Qué es una competición sin rivalidad?- Me llevó hasta la sala donde nos habíamos encontrado. Al entrar, las 3 mujeres se pusieron en pie, en señal de respeto.- Chicas, esta muchacha se llama Danielle, y es la última de las posibles candidatas. Espero que la tratéis bien.- traté de esbozar una sonrisa. Me daba vergüenza el tener que presentarme, y aún más si en vez de decirte “hola” te hacen una reverencia. Jonathan me dejó allí y nos anunció que nos vería a la hora de la cena.
Me senté en un butacón que había en la sala y contemplé un hermoso ramo de flores. Eran orquídeas, adornadas con lillium y violetas. Simplemente precioso. En incorporé a olerlas. Su aroma era delicioso.
-¿Te gustan?- dijo una voz dulce e infantil. Alcé la vista y vi que era la chica más joven. Asentí a su pregunta- me alegro, las he plantado yo misma. Soy Susan.
Susan era simplemente preciosa. Tenía la belleza inocente e infantil que se tiene a los 15 años. Tenía el cabello trigueño, recogido en dos coletas adornadas con flores. Pese a su palidez, había un cierto rubor en las mejillas que le daban un toque muy lindo. Sus enormes ojos de color azul sólo rememoraban la inocencia y juventud que su cuerpo albergaba.
-Encantada- alcancé a decir aturdida por su belleza- ¿de donde eres?
-De Bucarest- respondió sonriente- trabajaba en el invernadero de mi familia. Mi pasión son las flores.
-¿Y como has venido a parar aquí?- pregunté intrigada. Me gustaría saber los motivos que llevaban a estas chicas a encontrarse en mi misma situación
- Fácil- sonrió- Jonathan me salvó la vida, así que para compensárselo me he venido con él.- me sorprendió
- Pero tu sabes que Jonathan es…- tragué saliva- me refiero…
-¿Qué es Vampiro?
-Sí
-Claro, yo también lo soy- sonrió y pude ver sus colmillos afilados. Retrocedí un poco- tranquila, no muerdo a humanos, muerdo animales.
-pero… ¿Cómo que te salvó?- le pregunté más que asustada intrigada- ser un vampiro, hasta donde tengo entendido es una condena…
- verás, Jonathan vivió muchos años cerca del invernadero de mi familia. Decía que le maravillaban las extrañas especies que salían de mis manos- se ruborizó- siempre se paseaba por ahí. Un día, fui sola al invernadero, quería cultivar un hermoso ramo para él. Supongo que sería para impresionarle y que me regalase una de sus sonrisas. Así fue como casi muero. Resulta que soy alérgica a las abejas y una entró en el invernadero y me picó en el cuello. Grité y al parecer Jonathan me escuchó. Cuando llegó yo estaba agonizante, y por no dejarme morir me mordió.- la miré sorprendida. Ver la muerte y que el ser al que quieres sea quien te salve condenándote al vagar eterno…se me puso el vello de punta.
- ¿Y tu familia?- pregunté
-Obviamente me repudió. Dijo que no podían tener a una criatura de Satanás en su casa y bla, bla… Jonathan me trajo consigo aquí a Transilvania, y me enseñó a ser una buena vampira.- esbozó otra sonrisa- por eso decidí ser una de las candidatas a su mujer, como agradecimiento a todo lo que ha hecho por mí.
Estaba fascinada con el relato que acababa de oír, disparó los límites de mi curiosidad de manera extrema.
-¿Y las otras chicas también tienen una historia o motivo para estar aquí?- pregunté
-Por supuesto-respondió- mira si quieres te cuento el motivo por el que está aquí la chica de cabello corto.
-¿Cómo se llama?
-Erika- me dijo- y es toda una princesa- la miré, y su cutis moreno y facciones duras me recordaba a todo menos a una princesa
-Con el mayor de mis respetos, no lo parece.- dije y Susan se rió
-Normal, es que ella es la princesa de las amazonas.
1 comentario:
I love "My Own Story".
Esta ha sido una de las partes que más me ha gustado sin duda... su desarrollo, de nuevo las descripciones... y estoy deseando conocer a Erika, después de ver cómo es Susan... y su sorprendente historia.
SIEMPRE TUYA
Lucie
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